Recuperación de la memoria del beato Mauricio Proeta, agustino – Nueva imagen en la iglesia del Socorro
Con el fin de la recuperación de la memoria del beato agustino Mauricio Proeta, fallecido en Palma de Mallorca en 1456, se ha colocado en la iglesia del Socorro una imagen del mismo, en el altar del Niño Jesús de Praga, dentro del conjunto de Siete Capillas.
El beato Mauricio, hijo de Miguel Proeta y Eleonor, fue natural de Castelló d’Empúries (Girona), a comienzos del siglo XVI. Su padre ejercía el oficio de tintorero, circunstancia ésta que se vinculará a la fama del beato.
Tomó el hábito de San Agustín en el convento de Santa María Magdalena de Castelló d’Empúries, donde profesó e inició sus estudios eclesiásticos, que completaría en las universidades de Barcelona y Lleida, doctorándose en teología, gracias a ser becado por los Jurados de su pueblo natal. En la vida común fue un hombre probado en la humildad y la paciencia y de su natural brotaba el ser muy querido por cuantos le trataban. Una vez sacerdote ejerció el ministerio de la predicación por tierras de Catalunya.
Habiendo desarrollado una profunda vocación misionera y martirial, no ajena a la estela luliana, fue destinado por la obediencia a las tierras de Berbería, siendo fama que, a pesar sufrir persecuciones, cosechó muchos frutos en su apostolado evangelizando por Argelia y Túnez.
Volviendo a su convento de Castelló, muy enfermo, en una parada de la nave en la Isla de Mallorca, falleció en el desaparecido convento de Itria, extramuros de Ciutat, en 1546.
Fray Mauricio Proeta murió con fama de santidad, de hecho –en vida– las gentes le llamaban “el beato” por su mucha piedad. Su culto como beato se extendió desde Castelló d’Empúries por Catalunya, teniendo el reconocimiento de varios obispos, pero sin beatificación oficial. Su fiesta se celebra el 20 de febrero.
Desde 1550 una imagen suya era venerada en la habitación donde había nacido, denominada “Cambra del Frare”, que su madre había donado a los agustinos.
En la iglesia del convento de Castelló se le dedicó una capilla propia, que fue destruida en 1936. En esta capilla colgaban numerosos “ex-votos” en reconocimiento a los prodigios que obraba la intercesión del beato. Uno de ellos –curioso por los elementos de “agustinidad” – es el referente a un niño, que jugando en el patio de su casa, cerca de su madre y otros familiares, cayó al pozo. La madre invocó a Mauricio y, al instante, subió el nivel del agua, pudiendo el niño sentarse en el brocal, sin haber sufrido lesión alguna. Este hecho recuerda aquella intervención de San Juan de Sahagún, en Salamanca, en el milagro conocido como “del pozo amarillo”, aunque allí fue la acción de la correa agustiniana y la fe profunda del agustino la que hizo posible el hecho portentoso.
El Beato Mauricio Proeta también es conocido como patrón de los tintoreros de Barcelona, gracias a una piadosa leyenda. Habiéndole encargado su padre que tiñera unas prendas de ropa, en su ausencia, el joven Mauricio se distrajo. Para evitar el disgusto paterno, con premura, mezcló telas y tintes, todos juntos. Visto el desastre provocado, una vez en presencia de su padre, para asombro de muchos, Mauricio iba sacando cada pieza del color requerido, sin haber hecho falta separarlas, deshacerlas o quitado los forros.
El 19 de febrero de 2012, víspera de su fiesta, en la Basílica de Santa María de Castelló d’Empúries se bendijo una nueva imagen del beato con hábito agustiniano, en una solemne y multitudinaria ceremonia; imagen que fue ofrecida por el gremio de tintoreros de Catalunya.
En Palma de Mallorca, a comienzos del siglo XX, hubo un intento de reactivar su beatificación oficial, con el reconocimiento del culto secular que ha recibido, fundamentalmente en Catalunya. Actualmente no se conoce la localización de su cuerpo, que es fama estuvo enterrado en esta iglesia del Socorro de Palma, una vez desaparecido definitivamente el convento de Itria.
La Orden Agustiniana tiene prevista la recuperación de esta memoria en su calendario, tarea esta que toma fuerza tras la reciente visita (marzo 2019) del P. Postulador de la Orden, Josef Sciberras, al convento del Socorro y la ciudad de Palma. Con este motivo se ha colocado en nuestra iglesia una imagen del Beato para hacer memoria de su tránsito al cielo, de su santidad y la veneración de los fieles.