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La devoción más destacada en nuestra iglesia del Socorro es –sin duda- la orientada a la Santa de Casia. Es singular a lo largo de todo el año. Son numerosos los fieles que, día a día, pasan por la iglesia a visitar y encomendarse a la santa.

Rita nació el año 1381 en Roccaporena, cerca de Casia, en el centro de Italia. Fue una hija ejemplar y, por obedecer a sus padres, contrae matrimonio en 1395 con Pablo Mancini, hombre de difícil carácter. Ejemplar esposa, consigue cambiar el corazón de su marido y educar cristianamente a sus dos hijos. Queda viuda en 1413 por la muerte violenta de su esposo. Perdona a los homicidas, mueren sus dos hijos y, tras muchas dificultades, entra en el monasterio de agustinas de Casia.

Vivió en el monasterio durante cuarenta años, siendo modelo para sus hermanas en la vida común y en la entrega a los necesitados. Su gran amor fue Cristo crucificado, expresándolo en una devoción destacada a la Pasión de Cristo. Los últimos quince años de su vida sufrió una llaga abierta en la frente, signo de una espina de la corona de Cristo crucificado, soportando con heroica paciencia, humildad y caridad su larga enfermedad. Es modelo de jóvenes, esposas, viudas y religiosas, los cuatro estados en que se santificó.

Muere santamente el 22 de mayo de 1457. Su fama de santidad se extendió por todo el mundo, siendo ejemplar intercesora en los casos desesperados. Su imagen es venerada en multitud de iglesias del orbe católico y se le invoca en toda necesidad, como “abogada de imposibles”.

A lo largo y ancho del orbe católico, cercanos o no a los monasterios y conventos de la Orden Agustiniana, en lugares célebres o en humildes aldeas, cientos de iglesias llevan su advocación, miles de imágenes son veneradas en las iglesias, millones de personas -hasta las mujeres musulmanas del Líbano- llevan su nombre… Su sencilla vida es modelo para miles y miles de cristianos, siendo uno de los santos más populares y el fenómeno se sigue repitiendo cada 22 de mayo, día de su fiesta: auténticas multitudes acuden ese día a los santuarios donde se venera su imagen, como ocurre en el Socorro de Palma de Mallorca.

Aquí es venerada de manera destacada desde el siglo XVIII, siendo el siglo XIX un periodo de gran expansión de la devoción a la santa. Pero no sólo la ciudad, sino de toda la Isla de Mallorca vienen fieles a esta iglesia a venerar a la abogada de imposibles, durante todo el año. Es una lluvia incesante, un goteo de petición de dones, ofrendas, ruegos, lamentos, gozos, acción de gracias… Un misterio de devoción mantenida en los siglos.

La expansión de esta devoción agustiniana y de la iglesia universal más allá de la Ciudad de Palma, más allá del misterio del mantenimiento del culto en tiempos de descreencia, puede estar en la labor pastoral expansiva de los agustinos, desde Palma y Felanitx, y la presencia de las Agustinas Hermanas del Amparo, congregación fundada en la segunda mitad del siglo XIX, y que vivió inserta en la realidad rural de Baleares por su presencia en muchos pueblos de la Isla. Pero es cierto que el Socorro y la imagen venerada en esta iglesia ejerce una atracción inefable sobre los fieles de toda Mallorca.

La imagen de Santa Rita que se venera en esta iglesia es obra atribuida al escultor palmesano Andreu Carbonell, hecha en 1758, y recibe culto en un retablo barroco que entre 1715 y 1723 realizó Mateo Juan.

Con motivo de la fiesta de Santa Rita, el 22 de mayo, se celebra una novena en su honor en los días previos. La imagen de la santa, con todo ornato, es expuesta en Siete Capillas, fuera de su camarín, ante el alcance de los devotos. Durante la novena, en la homilía de la misa, se van desgranando los misterios de la vida de la santa, sus cualidades, valores resaltados, su intercesión poderosa. Es una catequesis ritiana de primer orden para los numerosos fieles que, año tras año, honra con su presencia la memoria de esta pequeña joya del vergel agustiniano. Al término de la misa, ante la imagen de la santa, se canta su himno.

El último día de la novena, el 21 de mayo, tiene lugar la bendición de las rosas de Santa Rita, una tradición de siglos, con una numerosísima participación de fieles, que hacen ofrendas de rosas para repartir entre los devotos el día siguiente.

Y el 22 de mayo, fiesta de la santa, es incontable el número de fieles que pasan ante la imagen y asisten a las misas que se celebran a lo largo de la mañana, a cada hora. El templo se mantiene abierto toda la jornada. Al salir del templo los fieles son obsequiados con una rosa bendecida y una estampa de la santa. En varios momentos del día son largas colas, hasta la calle, la que se forman para honrar a la santa. Ya en la tarde, se celebra la misa solemne, en un acto multitudinario, con extraordinario orden, que siempre asombra a propios y extraños.

Mensualmente, los días 22, se hace el ejercicio de mes en honor de la santa y también son muchos los devotos que se suman a este acto devocional.

Una antiquísima poesía popular, extendida por toda la Isla de Mallorca, expresa ese vínculo de la santa de Casia con el convento e iglesia del Socorro de Palma.

Santa Rita anava a missa
amb un vestit molt hermós,
els àngels l’acompanyaven
a n’al convent dels Socors.
Mentres cantaven matines
ella feia oració,
demanant al Senyor
una corona d’espines.
Una espina li va entrar
a la seva cara hermosa,
tot el cel va davallar
per veure aquella senyora
tan florida i tan hermosa
que a la terra no n’hi ha.