convento2

La presencia de los Agustinos en las Islas Baleares se remonta al siglo XIII, después de la conquista de Mallorca por Jaime I de Aragón en 1229.

La primera fundación agustiniana tuvo lugar en la Isla de Formentera el año 1258. En el año 1480 se establecieron en Palma, extramuros de la ciudad, y en Ciudadela (Menorca). Estas fundaciones las dirigió el venerable P. Joan Exarch, agustino procedente que Valencia, que con un grupo de religiosos se estableció inicialmente en una ermita llamada de Ntra. Sra. de los Huérfanos, y más tarde de San Magín, que se encontraba en el camino de San Magín. El mismo P. Exarch trasladó meses después esta fundación a una zona más estable y segura, en la zona de Itria, en un altozano extramuros, cerca del comienzo de la hoy calle 31 de diciembre, camino de Sóller.

En el 1592 se fundó un convento en el santuario de Monte Toro (Menorca) y en el 1603 el convento de San Agustín, con suntuosa iglesia, en Felanitx (Mallorca).

De todas estas fundaciones la única que permanece, después de la desamortización de Mendizábal en el siglo XIX, es la de Palma de Mallorca.

En Itria permanecería la comunidad durante más de cincuenta años, hasta que por disposición del emperador Carlos V las casas religiosas en extramuros hubieron de pasar al interior de la ciudad. Para ello los agustinos adquirieron las conocidas como “Casas del Ángel”, antiguo hospital, junto a la capilla de Ntra. Sra. de Gracia, demoliéndose el convento de Itria, con cuyos restos se construiría la conocida como “Porta Pintada” de las murallas, hoy derribadas, de Ciutat.

Fue en 1544 cuando pasó la fundación a la capilla de Gracia, pequeña iglesia gótica del siglo XV, dedicada a Ntra. Sra. de Gracia, construida bajo la dirección del arquitecto Guillem Sagrera. Junto a ella y en la segunda mitad del siglo XVI construyeron el convento de Ntra. Sra. del Socorro, que daría nombre a la calle, profesando en él desde 1544 hasta 1835, año de la desamortización, cerca de 600 agustinos mallorquines.

A lo largo del siglo XVII levantaron una nueva iglesia, dedicada a la Virgen del Socorro, conservando la antigua capilla gótica. Y a lo largo de 1707 la preciosa capilla de San Nicolás de Tolentino, con su famosa cúpula barroca, obra del arquitecto Francisco de Herrera.

En el viejo convento del Socorro los agustinos desarrollaron una impresionante obra de evangelización. Potenciaron los estudios eclesiásticos, sobresaliendo hombres como el P. Nicolás Serra, que después de ser Provincial de la Provincia agustiniana de Aragón, fue obispo de Bossa, en Cerdeña; el P. Bartolomé Estelrich, famoso misionero en Filipinas, después de haber sido maestro de novicios durante muchos años en el Socorro; los PP. Antonio Salom, Juan Antonio Bacó; Tomás Riera, Jaume Font, José Yoy, etc., que fueron notables escritores y profesores de la universidad. En momentos previos a la desamortización sobresale el P. Nicolás Prohens y, más tarde, víctimas de la misma, los PP. Miguel Abram, Gonzalo Arnau, Agustín Payeras y Miguel Coll, que mantuvieron el espíritu agustiniano, a pesar de vivir la pérdida del convento y de la vida común por imposición de las leyes desamortizadoras.