En la iglesia del Socorro de Palma se intenta siempre cuidar la Sagrada Liturgia en servicio a los fieles, evitando todo asomo de esteticismo estéril. Nos esforzamos en cuidar el rito litúrgico alejados de la teatralidad vana, pero resaltando la belleza que supone confesar que la Liturgia es acción santificadora, obra de Dios y del hombre, a través de la que damos gloria a Dios que en ella santifica al creyente que participa activamente en la celebración. La belleza del rito litúrgico, con sencilla y discreta solemnidad, ha de unir lo corpóreo y lo espiritual, expresando significativamente lo visible y lo invisible del misterio celebrado.
Como enseña Benedicto XVI, “la relación entre el misterio creído y celebrado se manifiesta de modo peculiar en el valor teológico y litúrgico de la belleza. En efecto, la liturgia, como también la Revelación cristiana, está vinculada intrínsecamente con la belleza: es veritatis splendor. En la liturgia resplandece el Misterio pascual mediante el cual Cristo mismo nos atrae hacia sí y nos llama a la comunión. […] La belleza de la liturgia es parte de este misterio; es expresión eminente de la gloria de Dios y, en cierto sentido, un asomarse del Cielo sobre la tierra. […] La belleza, por tanto, no es un elemento decorativo de la acción litúrgica; es más bien un elemento constitutivo, ya que es un atributo de Dios mismo y de su revelación. Conscientes de todo esto, hemos de poner gran atención para que la acción litúrgica resplandezca según su propia naturaleza” (Sacramentum Caritatis, n. 35).
Por este motivo el 31 de mayo de 2022, fiesta de la Visitación de Ntra. Señora, se constituyó en esta iglesia l’Honorable Prohomonia del Socors, recuperando la figura de los prohoms, que actuaron en esta iglesia hasta mediado el siglo XX. Gracias a la generosidad de un entusiasta grupo de hombres jóvenes, La Prohomonia se vincula de manera destacada al culto eucarístico y a la devoción a la Mare de Déu bajo la bellísima advocación del Socors, titular de esta iglesia. Los prohoms se comprometen a colaborar en el realce del culto en determinadas fechas del año litúrgico, para alabanza de Dios y bien de los fieles que participan en nuestras celebraciones.