El retablo principal, en madera tallada y dorada, es obra de la segunda mitad del siglo XVIII. Se desconoce su autor, aunque ha sido atribuido a Juan de Aragón. Su construcción fue lenta y constan diversas intervenciones.
En la hornacina central se da culto a la imagen de Ntra. Sra. del Socorro, obra sevillana de la segunda mitad del siglo XVI, titular del templo. Sobre ella la hornacina de San Agustín. Es un grupo escultórico de mejor factura, que –posiblemente– proviene de un retablo anterior, como la imagen del arcángel San Miguel que remata el retablo. El santo obispo de Hipona es representado con ornamentos episcopales, sentado, en actitud de escribir, contemplando al misterio de la Santísima Trinidad. Su autor fue el agustino Sebastián Planes, de finales del siglo XVII. La imagen de San Miguel está atribuida al taller de los hermanos Homs, escultores mallorquines del XVIII.
En la parte baja del retablo una sucesión de santos agustinos, obras atribuidas a Andrés Carbonell, y arcángeles, de autor anónimo, todas del siglo XVIII. De izquierda a derecha: Santa Clara de la Cruz de Montefalco; Santa Mónica, madre de San Agustín; el arcángel San Gabriel, con azucenas en la mano; el arcángel San Rafael, con el pez en la mano; San Juan de Sahagún y “santa” Perpetua, la hermana de San Agustín, primera abadesa del monasterio femenino de Hipona. En el expositor, crucifijo del siglo XVIII, de escuela andaluza.
Dos tribunas, de indudable traza barroca, a ambos lados del presbiterio, ejercen una función de apertura del retablo, cual si de un tríptico abierto se tratara, lo que ofrece al retablo un movimiento barroco de primera magnitud. No consta el autor de estas tribunas, aunque sí su dorador, que lo fue el agustino P. Gabriel Colom, autor de algunas pinturas que se conservan en esta iglesia. La fecha de su ejecución está entre 1767 y 1770. El P. Gabriel Colom doró también el expositor y sagrario por la misma fecha.