Día de silencio, de contemplación, de espera… Tensión del corazón y la vida, junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte. Día de estar atentos al dolor de María en su soledad; de esperar con ella, junto a ella, la irrupción de la luz que no conoce ocaso, la resurrección del Señor.

Fundidos en el dolor y la esperanza, junto a María, en expectación de la Vida que acontece en Jesús. Es Sábado Santo. Él disipará tanta tiniebla de confusión y miedo, de dolor y desesperanza como envuelve al mundo nuestro en estos tiempos recios que nos tocan vivir.

Vigilia Pascual

¡Oh noche que juntaste

amado con amada,

amada en el amado transformada!

Esta es la noche en que se romperán las cadenas de la muerte, porque seremos liberados, al ascender Cristo victorioso del abismo. La Iglesia celebra la solemne Vigilia Pascual en esta Noche Santa, en lo que San Agustín llamó “la madre de todas las Santas Vigilias”.

Celebramos la resurrección y la vida. Los cristianos somos como los criados del evangelio (Lc 12, 35-48) que, con las lámparas encendidas, esperan la vuelta de su Señor, para que al llegar nos encuentre en vela, en tensión de amor, y nos invite a su mesa de libertad y justicia, de amor y compasión y misericordia; mesa de fraternidad.

Celebramos la liberación del género humano de toda atadura y toda muerte. Hombres y mujeres libres, para que el mundo crea, para que todos los hombres y mujeres de buena voluntad descubran el hogar que supone el corazón de Dios misericordioso y gocen con una fraternidad universal que nos haga construir un mundo nuevo, bajo el orden del amor.

Estamos llamados a la vida y a la felicidad. Hablan de un “nuevo orden mundial”. El único orden –siempre antiguo y siempre nuevo- que libera al hombre es el “ordo amoris”, el orden del amor, vivir con un corazón ordenado, en razón de aquellos dos mandamientos, contenidos en la Ley antigua, que el Señor Jesús señaló como más importantes (Mt 22,36-40). En ellos el hombre alcanza el sentido de su vida, entre estas luces y sombras que acompañan siempre nuestro pensar y nuestro latir.

Somos en Cristo Resucitado, peregrinos hacia la vida que no acaba y testigos de esperanza para el mundo.

¡¡ Feliz Pascua de Resurrección !!