franciscoyrosarioEl mes de octubre es el mes dedicado especialmente a la práctica de piedad universal del rezo del Santo Rosario, por celebrarse el día 7 la fiesta de la Virgen María bajo esta antigua advocación.

El Papa Francisco, como sus predecesores, tiene una gran devoción al Santo Rosario. De él ha dejado escrito: «El Rosario es la oración que acompaña siempre mi vida; es también la oración de los simples y de los santos… es la oración de mi corazón». Estas palabras aparecen en el prefacio de la edición italiana del libro que sobre esta oración mariana publicó en 2014 el sacerdote de rito copto católico Yoannis Lahzi Gaid, que trabaja en la secretaría personal del Pontífice.

Muchas veces ha repetido el Papa la invitación a rezar el Santo Rosario, como la Virgen pidió a Santo Domingo, a los pastorcitos en Fátima o a Santa Bernardette en Lourdes, prometiendo su protección especial y grandísimas gracias. «¡El Santo Rosario, la oración a Jesús y a la virgen María, la oración hecha juntos, es un momento precioso para hacer ahora más sólida la vida familiar y la amistad! ¡aprendamos a orar más en familia y como familia!».

En el Santo Rosario contemplamos la vida de Jesús y en ella el fundamento de nuestra vida cristiana. Y esto lo hacemos honrando a María, acompañando a María en sus latidos como mujer, como esposa, como madre, sobre todo como madre de Jesús y madre nuestra. La oración del Rosario en común, en familia, es mucho más bello, pues esa oración afianza los lazos estrechos del amor familiar, serena, anima, diluye todo cuanto pueda haber de roces o dificultades entre los que rezan unidos. El Santo Rosario transmite, comunica, una determinada energía de paz y de concordia entre aquellos que lo rezan con devoción.

«Queridos jóvenes, –decía el Papa Francisco en la audiencia general del miércoles 4 de mayo de 2016– cultiven la devoción a la Madre de Dios con el rezo cotidiano del Rosario; queridos enfermos, sientan la cercanía de María de Nazaret, en especial en la hora de cruz; y ustedes, queridos recién casados, récenle para que nunca falte en su hogar el amor y el respeto recíproco».

Que el mes de octubre sea un mes marcado por una vivencia profunda y comprometida de esta práctica de piedad en nuestros hogares y comunidades.