Fue el lunes 11 de mayo, cuando al entrar en la fase 1 del desconfinamiento o desescalada por la pandemia en Mallorca, con autorización de las autoridades civiles y eclesiásticas, pudimos abrir de nuevo al culto la iglesia de Ntra. Sra. del Socorro de Palma.

Todo preparado según las normas establecidas para garantizar la seguridad de los fieles. Los bancos señalados para la asistencia de un aforo de 90 personas, correspondiente al tercio permitido. Las puertas abiertas, carteles indicadores con normas de higiene, uso de guantes y mascarillas, desinfectante para las manos y zapatos, etc.

Retomamos el horario normal del templo, con misas de 8:00 y 19:00 h. Las imágenes que estaban al alcance los fieles, resguardadas del posible contacto. La de Santa Rita, especialmente, “confinada” en su camarín, sin permitir el acceso. Desde el primer momento la asistencia de los fieles, tanto en las misas como en las visitas a lo largo de las jornadas laborales, es la normal del periodo anterior a la pandemia, algo más disminuida en las misas dominicales.

Durante el periodo de confinamiento obligado en el periodo estricto de alarma (quince días) comenzamos a emitir por el muro de Facebook de la iglesia las misas dominicales y otras celebraciones propias: los ejercicios de mes en honor de Santa Rita (22 de marzo y abril) y la conversión de San Agustín (24 de abril). Comprobamos que estas celebraciones iban teniendo un seguimiento destacado, tanto por fieles asiduos al Socorro, como por otros de lugares lejanos (Península y otros países), generalmente de comunidades agustinianas, las más destacadas las que mantiene un especialmente culto ritiano. Por lo que decidimos retransmitir la novena diariamente por Facebook, siendo los primeros asombrados del seguimiento que estos cultos tenían por internet y recibiendo muestras de agradecimiento y ánimo para mantener estas conexiones.

El miércoles 13 de mayo, fiesta en el calendario litúrgico de la Orden Agustiniana de Ntra. Sra. del Socorro, titular de nuestra iglesia, dimos inicio a la novena a la Santa de Casia, de gran tradición en esta iglesia, por la secular devoción que Santa Rita goza la ciudad de Palma y en toda la Isla de Mallorca.

Durante el confinamiento estricto, sin seguridad alguna de cómo iba a ir avanzando la situación de la pandemia, temíamos que la novena no se pudiera llevar a efecto con culto público, aunque teníamos decidido su celebración privada por parte de la comunidad agustiniana y su retransmisión por internet. Gracias a Dios, aunque con muchas restricciones, pudimos celebrar la fiesta de la Virgen del Socorro y comenzar la novena con la solemnidad requerida. Lógicamente la imagen de la santa no pudo ser trasladada desde su capilla a la pública y cercana veneración de los fieles, desarrollándose todos los cultos desde el altar mayor del templo del Socorro.

La fiesta de la Virgen del Socorro se celebró con todo esplendor, participando en ellos la comunidad en pleno y con una asistencia de fieles mayor de lo esperado, dentro del aforo permitido. Si en años anteriores la asistencia estaba contabilizada en unos 120-130 fieles diariamente, en el presente año nunca se superaron los 50 fieles presentes. Pero las conexiones en directo y las reproducciones en diferido de los cultos nos hicieron comprender que como ningún otro año estos actos en honor de la Santa Abogada de imposibles estaban alcanzando una repercusión inesperada.

Los cultos comenzaban a las 18:30 h. con el rezo del santo rosario, emitido cada día ante una imagen distinta de la Virgen, de entre las que reciben culto en esta iglesia: Ntra. Sra. del Socorro, evidentemente el día de su fiesta; Ntra. Sra. de la Esperanza, Coronación de la Virgen, Virgen de Itria, Virgen de Lluc, Virgen del Carmen, etc. Especialmente emotivo fue el jueves 21, ante la imagen de la Dolorosa que acompaña al Cristo de la Buena Muerte, que se rezó por todas las víctimas fallecidas a causa de la pandemia. Tras el rosario se hacía el ejercicio del mes de mayo y, a continuación, el rezo de la novena en honor de Santa Rita.

A las 19:00 h. la celebración de la santa misa, presidida por el Rector de la iglesia, fray Jesús Miguel, y concelebrando la comunidad. Como es costumbre desde hace años en las predicaciones de la novena se siguió un programa catequético. Este año las homilías giraron en torno al Padrenuestro, resaltando a la luz del mismo las cualidades de Santa Rita como transparencia viva del evangelio de Jesús. Al terminar la misa y sin desplazarnos ante la imagen de la Santa, venerada en su capilla, se entonaba el himno propio, evitando así la posible cercanía de los fieles y manteniendo las distancias exigidas. En el altar se exponía todos los días el estandarte con la imagen de la Santa y su reliquia, que los anteriores sólo era expuesta el día de su fiesta.

Y llegó el día 21, jueves, vísperas de la fiesta de la Santa, que año tras año congregaba mayor número de fieles, por realizarse al término de la misa la tradicional bendición de rosas y aceite. Este día la asistencia de fieles subió en torno a los 80. Ya se había avisado que la bendición se haría sólo de las rosas que trajeran los fieles para su uso. Que por las circunstancias no era posible bendecir rosas para repartir a los fieles al día siguiente. Lo mismo que fue suprimida la venta de objetos de devoción. El respeto a los límites impuestos por las autoridades sanitarias tenía que ser absoluto.

Pues con esas restricciones llegamos al día de la Santa: viernes 22 de mayo. No sabíamos lo que podría suceder en la mayor o menor afluencia de fieles. Hay que recordar que por el Socorro de Palma en circunstancias normales pasan un 22 de mayo en el entorno de los 5.500 o 6.000 fieles. Estos cálculos se iban haciendo en los últimos años tanto en el recuento de fieles presentes en las diversas eucaristías (seis en la mañana y la solemne en la tarde), en el número de estampas que se repartían a los fieles a la salida del templo y, en años anteriores, cuando se permitía, en la compra y exposición de cirios de ofrendas, que superaban siempre los 5.000 y no todos los fieles los ofrecían. Evidentemente este año no se iban a alcanzar esas cifras, pero había que prevenir.

Para ello se dispuso la celebración de diez misas a lo largo de la jornada, permitiendo una mayor participación de fieles a cuenta del aforo permitido. Seis en la mañana, desde las 8:00 hasta las 13:00 h. y cuatro en la tarde, desde las 17:00 h. hasta las 20:00 h. Se suprimió la misa solemne de la tarde para evitar una posible aglomeración, como ocurría en años anteriores, en los que era asombroso el orden y silencio en el templo durante el desarrollo de la celebración. Este dato siempre provocaba el asombro de quien era invitado a presidir la misa solemne.

El templo se abrió a las 7:30 h. de la mañana. Controladas las puertas de acceso por guardias de seguridad de la empresa PROSEGUR, manteniendo dentro del templo un servicio de seguridad con voluntarios, amigos de la comunidad. Por un lado entraban los que querían asistir a la misa y por otro los que formaban filas para venerar la imagen de la Santa y ofrecer flores, que este año fue más reducido el “jardín” que otros años adornaba la imagen. Asistencia controlada en la distancia impuesta, control de uso de mascarillas y guantes, desinfección de manos… Todo controlado, como controlado fue el aforo dentro de la capilla donde se veneraba la imagen. La Policía Local prestó su servicio en la calle, pendiente si se organizaba o no fila de fieles, como otros años para acceder al templo, y garantizar el orden y la distancia. No fue necesario. Sin pre-aviso la presencia de los fieles fue constante, ordenada, sin alteración alguna. La asistencia a las misas fue muy variable a lo largo del día, salvo la de 19:00 h, en la que se cubrió el aforo, y tuvieron que quedarse fuera fieles, hasta la siguiente celebración, a las 20:00 h. Gracias a Dios el día transcurrió sin incidentes, la comunidad recibió agradecimientos y felicitaciones por parte de numerosos fieles por las celebraciones y por el orden mantenido durante el día.

Se retransmitieron por Facebook dos celebraciones  de la eucaristía, a las 12:00 h., presidida por el Rector, y la de 19:00 h., presidida por Mn. José Roca, presbítero de la diócesis de Mallorca.

Un cálculo aproximado de la asistencia de fieles durante la jornada lo pudimos hacer en razón de las estampas repartidas, contando que no todos recogieron la imagen de la Santa, por lo que podemos señalar que en el entorno de 2.500 personas pasaron por el Socorro en el día de Santa Rita.

Un año más pensamos que se estuvo a la altura de la devoción popular a la Santa de Casia. Cierta tristeza embargaba a muchos fieles al ver los actos reducidos, comparados con el esplendor de otros años, pero lo cierto es que –gracias a Dios- Santa Rita contó con su fiesta, con el amor de todos aquellos que pudieron pasar por el Socors de Palma (¡¡Anem al Socors!!! (¡Vamos al Socorro!), que se escuchaba en el barrio de Sa Gerrería, cuando esta iglesia de los Agustinos se engalanaba para toda celebración). Un año más, como se recoge en las antiguas Crónicas de esta casa: “el Socors, era una antesala del cielo…”.