pilares14Oración-ayuno-limosna: tres pilares de la Cuaresma

La oración

Es vivir con más intensidad personal la relación con Dios. Es buscar momentos tranquilos para la oración (y, quizá, si en estos días los hallamos, luego continuaremos). Momentos cotidianos y también algún día de retiro, de abrir puertas al silencio, a la revisión, a la sosegada escucha de lo que Dios nos dice y pide. Y, siempre, no limitándonos a lo que nos sale de dentro, sino muy atentos a la Palabra de Dios, siguiendo la pauta que trazan las lecturas bíblicas de este tiempo.

El ayuno

Significa adquirir libertad, no dejarnos atenazar por gustos y hábitos que quizá malos no sean pero tampoco son lo mejor (por ejemplo, saber prescindir de un programa de televisión por un rato de conversación -de saber escuchar- a la pareja, a los hijos o padres, a los abuelos).

Ayuno es también ahorro para dar: ahorro en el comer según la universal práctica religiosa que aquí deberíamos redescubrir y así compartir con quienes ayunan a la fuerza; ahorro también de gastos evitables para dar a los necesitados, ahorro de tiempo para nosotros y así poder dedicarlo a los demás, o a la oración.

La limosna

Es dar de lo nuestro a quien lo necesite.

Dar dinero (a través de Cáritas, de Manos Unidas, de otras organizaciones de ayuda al Tercer Mundo, etc.).

Dar tiempo (visitar enfermos, personas que viven en soledad, trabajar en servicios de voluntariado, de acción social o eclesial). Y, también, no en último lugar, preguntarnos si no deberíamos actuar solidariamente en alguna tarea que ayude a construir una sociedad mejor, más justa y fraternal (en una ONG, en actividades políticas, sindicales, vecinales, etc.).