Rvdo. P. Félix Carmona Moreno, O.S.A

Nace en Villamayor de Campos, provincia de Zamora, el 14 de marzo de 1925, siendo el mayor de cinco hermanos, hijos de César Carmona e Isabel Moreno. Fue bautizado en la parroquia de Santa María de la Asunción de dicho pueblo 11 días más tarde. Allá cursaría los estudios primarios. Siempre fiel a sus raíces, manifestó un profundo amor a su familia, a su pueblo natal, a la Virgen del Socastro, patrona de Villamayor.

Con 14 años, en 1939 comienza los estudios de Humanidades en el Seminario Menor de Leganés (Madrid) de los PP. Agustinos, hasta el año 1941, en el que ingresa en el noviciado de la Orden en Calahorra (La Rioja). Al año siguiente profesa de votos simples en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial e inicia estudios de filosofía y de teología, que completará en el mismo monasterio, entre 1942 y 1949.

El 15 de marzo de 1946 profesa de votos solemnes en la Orden Agustiniana en el monasterio escurialense, recibiendo la ordenación de diácono de manos de Mons. Santo Moro Briz, obispo de Ávila, el 17 de octubre de 1948, y de sacerdote el 27 de marzo de 1949, de manos del obispo colombiano dimisionario Mons. Juan Manuel González Arbeláez.

En 1949 es trasladado al Colegio San Pablo de Madrid, donde ejerció de profesor y prefecto de disciplina, aparte de la labor pastoral en la entrañable iglesia de la Virgen de la Consolación.

Al año siguiente fue destinado al Seminario Menor de Leganés, donde estuvo hasta 1958. Años intensos de trabajo como profesor y formador de los jóvenes seminaristas, siendo vicerrector del centro, responsable directo de la disciplina. Muchos religiosos recuerdan siempre la figura pequeña y enjuta del P. Carmona y su indiscutible autoridad, acompañada de su eterna y característica sonrisa.

En 1958 es trasladado a Palma de Mallorca como prior de la pequeña comunidad, que atendía la iglesia del Socorro.

Son años intensos por la recuperación de parte del edificio del viejo colegio rentado al ejército, con el propósito de reiniciar la actividad docente, por el trabajo –siempre inacabable– del culto en la iglesia del Socorro, con especial énfasis el dedicado a santa Rita de Casia o al Sagrado Corazón de Jesús y la Guardia de Honor. Por aquellos años fue profesor de francés en el viejo colegio de las Agustinas Hermanas del Amparo en la calle San Miguel. Muchas son las religiosas y antiguas alumnas que recuerdan las clases y la labor pastoral del P. Félix, pasados los años.

Junto a un joven P. Andrés Pallarés, contemporáneo suyo, se dio nueva vida tanto al templo del Socorro como a la presencia agustiniana en la ciudad de Palma. Allí surgieron amistades con fieles y familias que perduraron en los años entre hijos y nietos.

En estos años en Palma, siendo Prior de la comunidad y Rector de la iglesia, trató de cerca, siempre con admiración y respeto, al bendito fray Francisco Cantarellas Ballester, hermano no clérigo encargado de la sacristía del Socorro. La vida ejemplar de este humilde religioso, en espera del proceso de beatificación, está avalada por el testimonio veraz y próximo del P. Félix.

En 1964, ya con un nuevo equipo en Palma que retomaría la andadura del colegio de San Agustín, el P. Félix pasa unos meses en Leganés. Los superiores le tienen en la lista para ir a auxiliar a la Provincia Agustiniana de Ecuador, proyecto que se llevará cabo al año siguiente, marchando a Quito, a la iglesia del Señor de la Buena Esperanza como párroco.

Y aquí comienza un capítulo impresionante en la vida del P. Félix. Ecuador le entra hasta el fondo del alma y se transforma haciéndose uno más entre sus gentes.

A los tres años de llegar (1968) es nombrado Provincial de los agustinos de Ecuador. Hace amistades que durarán toda la vida, como con su fiel secretario de Provincia, el P. Guillermo Castro. Anima las comunidades, cuida a las personas, traza proyectos nuevos e ilusionantes. Asiste, como Provincial de Ecuador, al Capítulo General de Vilanova, en Estados Unidos, donde la Orden se reencuentra consigo misma, aplicando de lleno y con una preciosa lucidez los nuevos aires del Concilio Vaticano II. Tres años más tardes los mismos religiosos de Ecuador le reeligen Provincial (de 1971 a 1975). Está claro que le quieren, le valoran, le admiran.

En septiembre de 1976 se reintegró a su Provincia religiosa de El Escorial, en España. Durante un año fue profesor del colegio Valdeluz, en Madrid, y vicario coadjutor de la parroquia de Santa María de la Esperanza, al mismo tiempo que cursa estudios universitarios de teología. En 1978 fue nombrado maestro de novicios en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y rector de la Real Basílica, hasta el año 1986. Entremedias, en 1982, sería designado Consejero Provincial.

La formación académica del P. Félix es dilatada en el tiempo. Terminada la carrera eclesiástica de Filosofía y Teología, realizó estudios especiales de lenguas clásicas en la Universidad Pontificia de Salamanca, los años de 1953 y 1954. Estudió francés entre 1955 y 1956, con práctica de esta lengua, en la Sorbona de París. Posteriormente, durante su estancia en Ecuador, realizó estudios especiales de Pastoral en el Instituto de Pastoral Latinoamericano. Al volver a España, en la edad madura, se matricula en la facultad universitaria de Teología de Salamanca, consiguiendo los grados de bachiller (1977), y de licenciado en Teología (1979), con especialidad en Teología pastoral, en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid, defendiendo la tesis sobre la labor del ilustre agustino español, fray Luis López de Solís, cuarto obispo de Quito y figura estelar en la evangelización de América. Realizó también estudios de Liturgia (1980) en la Facultad de Teología de Catalunya, de Barcelona, aparte de otros sobre teología espiritual en la Pontificia de Salamanca, en varias etapas.

En 1986, acabada su misión como maestro de novicios y formador de jóvenes agustinos, es destinado de nuevo a su querida Isla de Mallorca, a Ciutat. Viene como Prior de la comunidad, oficio que cubre hasta 1994, y Rector de la iglesia del Socorro. Durante este tiempo ejerce como profesor de religión en el colegio San Agustín y coordina la pastoral del centro y la promoción de vocaciones con otras actividades pastorales. Aparte de las tareas docentes en los colegios de la Provincia, ha dado clases en las Agustinas Hermanas del Amparo de Palma, en el Real Colegio Alfonso XII de El Escorial y en el Seminario de la Orden en el Real Monasterio, siendo profesor de pastoral, liturgia y moral fundamental, y diversos temas sobre San Agustín.

En todos los conventos, colegios e iglesias donde ha estado, ejerció siempre un intenso apostolado. Se ha prodigado en tandas de ejercicios a religiosos, religiosas, grupos de jóvenes y seglares en general. Igual de intensa ha sido su actividad en la predicación de novenas, triduos y panegíricos de fiestas y patronos de pueblos. Dentro de los movimientos cristianos fue asesor de Cursillos de Cristiandad y del Movimiento Familiar Cristiano.

Todas estas actividades no le han impedido dedicarse al estudio y a la investigación en su celda monástica. Ha publicado numerosos artículos y algunos libros. Son muy estimables los que tratan sobre historia de la Orden, en especial los referentes a los Agustinos de Mallorca y de la casa de Ntra. Sra. del Socorro, de Palma, aportando datos nuevos desconocidos y valoraciones positivas de un verdadero especialista en la materia.

En el año 2002, con 77 años, es trasladado de nuevo al Real Monasterio escurialense. Allí ha vivido durante casi veinte años con el reconocimiento unánime de sus hermanos de comunidad, de los jóvenes formandos del seminario, de los niños de la Escolanía, de las comunidades religiosas, de los fieles y del pueblo en general, como un religioso y sacerdote ejemplar. Vida retirada de oficios y responsabilidades, pero para nada inactiva. El P. Félix, hasta los 96 años de su tránsito a la casa del Padre, ha sido un infatigable trabajador. Ejercicios espirituales, charlas, conferencias, participación en simposios sobre historia de la Orden, publicando libros de experiencias varias y memoria de lo vivido, artículos en larga lista, aparte de intensa labor de predicación, confesiones a comunidades y particulares. Vida larga y vida plena, con extraordinaria lucidez intelectual y la siempre transparente y cautivadora sonrisa, de exquisito trato, educadísimas formas, bondad a raudales, ternura y compasión.

Se nos fue…, sí, se nos fue un hombre bueno, un religioso fiel, un sacerdote de corazón apostólico, un verdadero padre espiritual, un amigo entrañable, un confidente sincero, un consejero audaz, en definitiva…, un apóstol de Jesús.

Apenas ha estado enfermo. Vivió el tránsito a la casa del Padre en San Lorenzo de El Escorial, en la solemnidad de la Ascensión, domingo 16 de mayo de 2021, a las 19:00 h. Justo en ese mismo instante, en su querida iglesia de Ntra. Sra. del Socorro de Palma daba inicio la celebración de la misa solemne de la Ascensión, dentro de la novena en honor de Santa Rita de Casia, de la que el P. Félix era ferviente devoto.

Le llegó la hora de rendir cuentas al Altísimo y quienes le conocimos y tratamos, quienes le amamos como sacerdote y religioso fiel, esperamos y confiamos en que haya escuchado del mismo Dios aquello de:siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor”  (Mt 25, 21).

fray Jesús Miguel Benítez, OSA

Convent de la Mare de Déu del Socors

Palma de Mallorca