Estamos a pocas fechas de comenzar el mes de marzo y en este mes la festividad de San José supone un alto alegre en el tiempo de Cuaresma.
San José fue nombrado patrón de la Iglesia Universal por el Papa Pío IX en 1847. Desde entonces los distintos Papas hasta el Papa Francisco, han sido grandes devotos de S. José y su devoción y amparo se extienden por todo el mundo. El Papa S. Juan Pablo II, escribió una Exhortación Apostólica, que lleva por título; “Redemptoris Custos” (El Custodio del Redentor). Es el título más grande y más hermoso que podemos dar a San José, entendiendo que esa misión de custodia, de guardián y protector se extiende también a nosotros, hermanos de Jesús.
En nuestra iglesia del Socorro tenemos una capilla dedicada a San José, con una imagen, de madera tallada y policromada, del siglo XVIII, encuadrada por columnas barrocas. Aparece San José, joven, portando en sus brazos al Niño Jesús, con una expresión alegre y cercana. El altar fue encargado por el agustino, P. Agustín M. Pont, gran devoto del santo, como agradecimiento a un favor recibido por medio del Santo Patriarca. En la misma capilla, en lo alto podemos apreciar un cuadro interesante de la Sagrada Familia, acompañados por S. Joaquín y Santa Ana, abuelos maternos de Jesús.
La figura de San José aparece sólo en los evangelios de San Mateo y de San Lucas, siempre en referencia a Jesús y a María, como padre y esposo. José es el “varón justo”, que vive de su trabajo de “carpintero” en Nazaret, como expresión del amor a su familia, la Sagrada Familia de Nazaret, donde Jesús creció en “sabiduría y gracia ante Dios y ante los hombres”, hasta dar comienzo a su vida pública. En los evangelios José pasa de manera callada, de modo humilde y sencillo. Es el “santo del silencio”, sólo se nos narran sus actos, su actuar siempre según los planes de Dios y siempre obediente a Él. No tuvo una vida fácil, pero su fe y confianza en Dios, siempre guiaron su vida en el misterio de la Salvación.
Santa Teresa tenía una gran devoción a este “santo parlero”, le encargaba ser el guardián del monasterio cuando ella viajaba para las fundaciones de otros monasterios. “Tomé por abogado al glorioso San José, escribirá la Santa. No me acuerdo hasta ahora de haberle suplicado cosa que haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo “. El primer monasterio de la reforma carmelitana, será el de San José, en la ciudad de Ávila.
San José es, para todos los cristianos, para toda la Iglesia, un modelo en su confianza siempre y en todo a Dios y ajustando su vida en el cumplimento de su voluntad. Él es un gran intercesor para ser fieles a Dios, para la vida de trabajo, para la estabilidad y armonía en la familia. ¿Cómo podría Jesús no atender a los ruegos de quien fue su custodio fiel, ejerciendo sobre él con un cuidado exquisito la responsabilidad de la paternidad y el cuidado de la Sagrada Familia? Acudamos con confianza al Patriarca San José, pidiéndole por nuestras familias. Encomendemos, también a San José nuestras oraciones, pidiendo por las vocaciones religiosas y sacerdotales, ya que es patrono de los seminarios.
En nuestra iglesia del Socorro celebraremos, como es costumbre, un solemne triduo en su honor, para preparar su fiesta, y la misa solemne a las 19,00 h. el lunes 20 de marzo, pues la fiesta este año cambia de día por coincidir el 19 de marzo con domingo de Cuaresma.
José Luis Ovejero