juniperoUn mallorquín universal

La iglesia de Mallorca ha vivido con gozo la canonización de este humilde religioso franciscano que en el siglo XVIII predicó el evangelio en las tierras del oeste americano y desarrolló una labor ingente en la fundación de misiones y en la defensa de los indígenas frente al poder político y el mal gobierno.

La canonización tuvo lugar en la reciente visita del papa Francisco a los Estados Unidos, el pasado 23 de septiembre, ante el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington.

Muchos son los rasgos de la vida y la obra de Fray Junípero que se han destacado en los últimos tiempos, sobresaliendo su acción misionera, la defensa de los pueblos indígenas y la fundación de centros misionales por toda la Alta California, algunos de los cuales se han desarrollado como importantes ciudades de los Estados Unidos, por ejemplo San Francisco. Con su canonización se reconoce la vida y la obra misionera de este mallorquín universal, considerado como uno de los “fundadores de California” y “patriarca” de los Estados Unidos de América.

El reconocimiento católico de la obra de fray Junípero ha estado condicionado por una controversia, promovida por diversas asociaciones indígenas en los Estados Unidos, que no se sostiene históricamente. La relectura de la historia desde los parámetros actuales es de una injusticia atroz a la ingente y heroica labor desarrollada por los misioneros católicos a lo largo de los siglos. Junípero Serra es uno más de los miles y miles de misioneros que expandieron el evangelio hasta los confines del mundo. La obra de Junípero fue inmensa y queda memoria agradecida en los pueblos por él evangelizados y, de manera destacada, en la población hispana de los Estados Unidos, que le consideran como un padre en la fe y un defensor de los derechos de los pueblos indígenas.

La canonización de Fray Junípero Serra en Washington tiene un significado estratégico para la iglesia católica en los Estados Unidos. Se trata del primer santo que se puede identificar con la comunidad hispana, formada hoy por más de 50 millones de personas. Sólo en California son el 40 % de la población y las perspectivas de crecimiento poblacional van en aumento, por lo que la iglesia se siente llamada a proteger la identidad católica de este tan importante sector de población estadounidense.

La Archidiócesis de Los Ángeles, la más grande de Estados Unidos, ha sido uno de los principales valedores de la canonización de fray Junípero. Su arzobispo, el hispano José H. Gómez, considerado la principal voz de la iglesia católica en EE. UU., es defensor de una reforma migratoria que dé solución a los 11 millones de personas que viven y trabajan en la clandestinidad sin papeles.

Mons. Gómez ha calificado a fray Junípero como “el primer inmigrante mexicano”, pues “vivió y trabajó más de una docena de años en México antes de venir a California”, y considera que “la canonización es aún más poderosa y personal para aquellos de nosotros que somos hispanos y mexicanos”. “Como sabemos, la inmigración hispana, y especialmente la de México, está cambiando el rostro de la iglesia y de la sociedad de Estados Unidos. Por tanto, es significativo que el beato Junípero sea el primer santo hispano de América”, afirmaba en vísperas de la canonización. Gómez también destacaba que la canonización la hace “el primer papa hispano, el primero en hablar español como lengua nativa, un papa que es él mismo hijo de inmigrantes. El rico simbolismo de su canonización corresponde a una época de profunda incertidumbre y cambio social en Estados Unidos”.

La iglesia de Mallorca se hizo presente en la canonización con un grupo destacado de peregrinos, al frente de los cuales iba el obispo de la diócesis, Mons. Javier Salinas.

La figura de San Junípero Serra tan destacada en el reconocimiento público de la iglesia y de la sociedad estadounidense que le considera uno de los suyos, pues allí entregó de manera destacada su vida, tiene en nuestra iglesia de Mallorca un lugar propio, al conservar la memoria agradecida del cristiano bueno y el religioso ejemplar. Y en Petra, su cuna, la conservada casa familiar, es como un canto del rasgo posiblemente más destacado del nuevo santo: su sencillez y su humildad. Que la base de la santidad no está en el reconocimiento de la obra gigante, que sin duda emana de la figura de fray Junípero. El secreto de su santidad está en la hondura de un corazón entregado al Señor y a su anuncio ante los hombres. Es luminosa su obra, por ingente y esforzada, por expansiva y gloriosa. Pero la gloria de San Junípero la consiguió por ser auténtico como hombre, como cristiano y como religioso franciscano. Y esas honduras a veces se ocultan con demasía a los ojos de los hombres y a los medios de comunicación.

Mallorca guarda un tesoro precioso de San Junípero Serra: su cuna humilde y sencilla, de la que él fue testigo fiel en el transcurrir de sus días, para el servicio de Dios y de sus hermanos los hombres.