A base de repetirlo año tras año no necesitamos frotarnos los ojos ante el asombro. Y es cierto, aunque suene a tópico: Un año más…

Transcurrió la novena en honor a la Santa Casia, que comenzamos el domingo 13 de mayo, que este año coincidía con la solemnidad de la Ascensión del Señor a los cielos. Y transcurrió la novena con una asistencia muy llamativa de fieles, que se mantuvieron así, fieles, día a día, compartiendo oración, piedad y esa tensión del silencio cuando se va desgranando la Palabra a nuestros oídos y nuestros corazones. Mucha gente, muchos fieles… Durante las mañanas, en las horas de apertura del Socors se va incrementando ese goteo incesante de cristianos que pasan a visitar a la Santa: allí una oración rápida, un saludo, una vela que se enciende, un rato de silencio, un rezo de la novena, del triduo a la Santa; acción de gracias, petición, silencio.

La devoción a Santa Rita en Mallorca provoca siempre preguntas que son difíciles de responder. ¿Por qué continúa viva, activa, creciente esta devoción? Es tradición ya secular. Es verdad que la canonización de la Santa, que fue muy tardía, en 1900, provocó un movimiento de devoción y piedad espectacular, que venía reforzado por la presencia de los agustinos en el Socors, después de la desamortización, y el riego de piedad de las numerosas comunidades que la nueva congregación de agustinas hermanas del Amparo desplegaban por muchos pueblos de la Isla. Pero también es cierto que la devoción a Santa Rita, vinculada a la iglesia del Socorro, viene acompañada de la presencia secular de los agustinos. El retablo y la imagen de la Santa que se conservan en Siete Capillas, preciosa muestra del estilo barroco, proceden del siglo XVIII y están dedicados en su origen a la beata Rita. Y consta que ya era numerosa la asistencia de fieles. No es, por tanto, la canonización de la Santa lo que provocó ese movimiento de devoción, que ocupa toda la Isla, aunque lo intensificó.

Lo mismo podemos decir cuando hablan de que esas largas colas, interminables colas de fieles, desde la mañana, son frutos de la crisis y la necesidad de la gente, acercándose a la abogada de imposibles. ¿Y qué decir de los fieles en tiempos de bonanza y crecimiento económico? En tiempos de paz, en tiempos de guerra, en tiempos de crisis, en tiempos de desarrollo y prosperidad… Consta en los escritos, preciosas crónicas de esta casa, en diversos momentos históricos la constante de esta devoción, los ritmos similares: piedad, devoción a raudales, largas filas de fieles, misas, confesiones, rosas… ante una mujer sencilla, modelo de humildad y de fidelidad, a la que llamaron, llaman y seguirán llamando: abogada de imposibles.

Un año más… y no es tópico, se ha vivido una fiesta espectacular, con cantidad incontable de fieles –miles–, buscando el favor de Dios en la devoción a la vida íntegra de una mujer impresionante, que habla del evangelio con gestos de vida.

La obediencia a la voluntad de Dios, la pasión por Jesucristo, el amor a la iglesia, la paciencia, la bondad y la ternura, el perdón y la reconciliación, la donación de sí, la generosidad… son las joyas que brillaron en el corazón de esta mujer singular y el pueblo sencillo –¡¡¡el Pueblo de Dios!!!– lo reconoce, lo aclama y se confía en la intercesión de esta sierva buena y fiel. Y –lo quieran o no– eso causa asombro en estos tiempos nuestros tan feos y descolocados.

Bendito sea Dios por el regalo de Santa Rita.