papafranciscoAsí es la traducción de la exhortación última del Papa Francisco, publicada recientemente. Como él indica dedicada a los esposos cristianos y a todos los fieles laicos. Está escrita en un lenguaje sencillo y muy cercano, texto que se puede leer sin necesidad alguna de preparación teológica.

Señalaremos ideas y textos  que pueden resultar más interesantes de los cuatro primeros capítulos.

Señala el Papa Francisco como telón de fondo: “La alegría del amor que se vive en la familia es también el júbilo de la iglesia. El anuncio cristiano de la familia es buena noticia”.

En el Sínodo de la familia, ya se señalaba la importancia del matrimonio y la familia en el mundo actual, atendiendo a la diversidad de culturas y tradiciones.

El texto del Papa, pretende ser: aliento, estímulo y ayuda a la familia en su entrega y dificultades, en el contexto del Año de la Misericordia. Se busca construir hogares sólidos, basados en la generosidad, la fidelidad, la paciencia, el compromiso según el plan de Dios.

Hace el Papa en el capítulo 1º un recorrido de la familia y en matrimonio en la Biblia: en el Génesis, Los Salmos, El Cantar de los Cantares y el Nuevo testamento. Señala la familia como imagen de la Trinidad divina. “La pareja que ama y genera la vida es la verdadera escultura viviente  de Dios creador y salvador”. La familia, la casa debe ser “iglesia doméstica”, donde se ore, se celebre y se ame. Debe ser lugar de catequesis, siendo los padres maestros de la fe de sus hijos, tomando como modelo a la Sagrada Familia de Nazaret. “La familia está llamada a compartir la oración cotidiana, la lectura de la Palabra de Dios y la comunión eucarística para hacer crecer el amor”.

En el 2º capitulo: Realidad y desafíos de las familias, se señalan los peligros de individualismo, vida acelerada, relativismo, falta de orientación y de principios, se impone el todo vale, falta de estabilidad, dejarse llevar por los capricho y los sentimientos, tener como metas el tener, el disfrutar y el placer. Vivimos en una cultura que no enseña el amor y la entrega, cultura de lo provisorio, que tiene miedo de los compromisos permanentes. El amor no debe entenderse como las redes sociales a las que uno se conecta, se desconecta y se bloquea a gusto del consumidor. En necesario dejar de lado el “narcisismo” y ser capaces de mirar más allá de nosotros mismos, de nuestros deseos e intereses.

El debilitamiento de la fe y de la práctica religiosa también afecta a las familias, que viven “la ausencia de Dios”. Familia y hogar son dos realidades que se reclaman mutuamente.

Tarea de la Iglesia debe ser: comprender, consolar e integrar a las familias para que todas sientan la misericordia de Dios. No debe olvidar la familia su función educativa y su tarea en la iniciación de la fe en sus hijos. “No podemos renunciar a proponer el matrimonio con el fin de no contradecir la sensibilidad actual, para estar a la moda o por sentimiento de inferioridad…la idealización del matrimonio no ha hecho que sea más deseable y atractivo”.  Hemos de ver el matrimonio como algo dinámico capaz de desarrollo y realización personal y no como una carga. “La fuerza de la familia  reside esencialmente en su capacidad de amar y enseñar a amar”.

En el capítulo 3º se nos dice: que Jesús tiene puesta su mirada de amor en la familia y la familia debe tener su mirada puesta en Jesús, sólo así podrá entender su misterio a la luz del amor de Dios-Padre que se hace ternura, amor, cercanía palpable en Jesucristo. El Papa Benedicto XVI, decía: “El matrimonio basado en el amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano”.

La familia es santuario de la vida, en ella es engendrada y cuidada, debe protegerla desde su inicio hasta su ocaso y es lo más contrario y doloroso que en ella se destroce y se niegue al niño el derecho a vivir. La Iglesia se presenta como “familia de familias”, cada familia es un bien para la iglesia  y la Iglesia un bien para las familias Los padres por el matrimonio se convierte en ministros educativos formando a sus hijos. “Con íntimo gozo y profunda consolación, la Iglesia mira a las familias que permanecen fieles a las enseñanzas del Evangelio, agradeciéndoles el testimonio que dan y alentándolas”.

Capítulo 4º. Releamos el himno a la Caridad de I Cor 13, 4-7. “Nunca hay que terminar el día sin hacer las paces en la familia….Solo un pequeño gesto, una caricia…, nunca terminar el día en familia sin hacer las paces”.

Después del amor a Dios el amor conyugal es “la máxima amistad“, que vive la ternura, la intimidad, la estabilidad, la vida compartida, el compartir y construir juntos toda la vida. “En el matrimonio conviene  cuidar la alegría del amor”. “En la familia es necesario usar tres palabras. Quisiera repetirlo. Tres palabras: permiso, gracias, perdón. ¡Tres palabras claves! Hijo trátate bien…, no te prives de pasar un día feliz”.

DIEZ CONSEJOS PARA EL DÍA A DÍA

  1. Es bueno darse siempre un beso por la mañana.
  2. Bendíganse todas las noches.
  3. En la familia están también el suegro, la suegra y todos los parientes del cónyuge, Eviten verlos como competidores, como seres peligrosos, como invasores.
  4. Deben tener alguna salida juntos.
  5. Compartan las tareas domésticas.
  6. Esperen al otro y recíbanlo cuando llegue.
  7. Deben descubrir que una crisis superada no lleva a una relación con menor intensidad, sino a mejorar, asentar y madurar el vino de la unión.
  8. Respeten las tradiciones y costumbres de su cónyuge.
  9. Tengan gestos de preocupación por el otro y demostraciones de afecto.
  10. Recuerde que los hijos son un maravilloso don de Dios, una alegría para los padres y la Iglesia.

P. José Luis Ovejero